jueves, 30 de octubre de 2008

Capitulo IV - Mi cita con Andrés

¡DING DONG! Sonó el timbre de la puerta cuando veía la terrible escena del comedor casi hecho un desastre, sin pensarlo dos veces tomé a Dave y viéndolo fijo mencioné –¿Alguna vez has jugado a las escondidas? –y sonreí y mientras se le posaba un gran signo de interrogación sobre la cabeza yo iba abriendo una gran puerta de un armario que teníamos en el comedor y le iba explicando el juego mientras empujaba al dibujo animado para ocultarlo. –¡Ah! ¡Creo que entiendo! –mencionó con alegría y su signo de interrogación se hizo una bola de papel y salió un nuevo signo de admiración. Lo empujé hacia el armario y antes de cerrar por completo la puerta del armario advertí –ten mucho cuidado con las copas, si las llegaras a quebrar mi mamá me mataría, a tu derecha hay copas, a tu izquierda la vajilla de la bisabuela, estás parado sobre manteles, pero no hay problema, eres de papel, no creo que ensucies, no hagas ruido, mientras más silencio haya en éste juego mejor. ¿Está claro? –y sonreí con entusiasmo y lo encerré. Luego salí disparado hacia la puerta y la abrí como si nada estuviera pasando. Y ahí estaba aquel chico con sus enormes ojos de pestañas volteadas y sonrisa amplia –hola. –saludó con timidez y se mostraba un poco cabizbajo demostrando su pena. Y yo chocando mi puño con el de él, luego tomé su mano y le di un abrazo en el que chocamos nuestros cuerpos como grandes amigos. –Pasa, pasa –le dije con entusiasmo y él entró a la casa con los brazos hacia atrás. Y cuando estuvo en la sala me vio fijo y de su espalda sacó un trasto plástico y en él se encontraban unos pedazos de pastel y el sonriente y apenado mencionó que había traído un poco de pastel para compartir. Yo le agradecí y tomé el trasto. –¿Ya listo? –me preguntó con un tanto de entusiasmo para ver la película de terror y yo asentí con una sonrisa. Luego hablamos un poco mientras yo fingía buscar entre el mueble donde se encontraba el televisor la película de terror, sacaba todos los DVD’s, y los ponía uno tras de otro y torcía mis cejas y mencionaba lentamente –pero… ¿Dónde podrá estar? –y me rascaba la cabeza como si realmente no supiera en dónde se encontraba la película y luego sin tener alguna salida, lo vi fijo y torcí mis cejas y levanté mis hombros mientras negaba con mi cabeza –creo que mi hermana se la llevo, lo más seguro –lamenté, y él manteniendo siempre su sonrisa me dijo que realmente no importaba, que importaba el hecho que lo hubiera invitado a pasar un tiempo conmigo. –entonces…¿Tu hermana no está? –me preguntó y yo le conté que estaba solo en casa porque mis familiares estaban en Antigua Guatemala y mientras él elevaba sus cejas y asentía entendiendo la situación preguntó –y… ¿Qué otras tienes? – extendiendo su mano hacia mí, y yo le entregué el paquete de películas y las pasaba una por una, las pasó una y otra vez, unas cinco veces, y cuando por fin se decidió por una, comenté –Esa es buena –y él abrió sus enormes ojos y preguntó –¿Ya la viste? ¡Hay no! ¡Entonces no! –y yo con ganas de somatarme el jarro de flores que estaba sobre la mesa de al lado de los sillones por haber hecho ese comentario le aseguraba que todo estaría bien, que por mi estaba bien verla dos veces. Entonces él sonrió y agregó –pues, gracias. Pero… creo que no es lo que quiero para hoy, de cualquier forma, traje una, esta sí es buena, y no me importaría verla dos veces, o quizás podamos simplemente hablar. ¿No crees? –y yo asentía con una gran sonrisa coqueta. Andrés se levantó del sillón que estaba frente al televisor para ir a devolver las películas a su lugar pero antes de que esto pasara tropezó con la alfombra y todas las películas se cayeron haciendo un gran escándalo por todos los estuches de DVD’s entonces se escuchó un: “¡AJA JA! ¡PERDISTE!” y a continuación un somatón de puerta del armario que estaba situado en el comedor; Andrés con una cara de pánico se volteó a ver quién había dicho eso –¿No estabas solo? –me preguntó, y yo sin saber que hacer me quedé perplejo y negaba con mi cabeza sin saber que decir hasta que de pronto de mi boca salió, no sé cómo –¡Mi sobrino! –y Andrés me miraba con su boca un poco entreabierta y torciendo levemente una de sus cejas –pero ¡Qué mal tío soy! –y me pegaba con mi mano derecha a la frente –¡Olvidé al pequeño Dave! –y sonreía apenado mientras mordía mi labio inferior. Luego fruncí mi seño y comenté –estábamos jugando a las escondidas y… no sé, olvidé por completo que lo tenía por acá –y rápidamente fui hacia el comedor y le hice señales a Andrés para que me esperara, entré al comedor y vi a Dave con su espléndida sonrisa que le llegaba de oreja a oreja y sus ojos vivos y animados –¡Shhh! –soné entre dientes mientras tapaba mi boca con mi dedo índice, y él redondeaba sus enormes ojos y repetía lo que yo hacía y sus mejillas se enrojecían, luego caminé de puntillas y él me siguió imitándome, lo subí al segundo nivel y lo encerré en mi habitación y le dije con seriedad mientras lo señalaba con mi dedo índice en manera de regaño –escucha Dave, ahorita no puedo jugar contigo, tienes que ser obediente, quédate aquí, hazme caso. –y él frunciendo su seño y reduciendo su boquita poniéndola triste me preguntó si ya no quería jugar con él y yo contesté que sí, pero que ahorita no era tiempo, que ahorita teníamos visita. –¿Visita? –repitió tras de mí, y yo afirmé –sí, visita ¡vi-si-ta! –y él mirándome fijo y torciendo su cabeza como un perro sacó de su bolcillo un diccionario y luego se colocó unos lentes que lo hacían ver muy intelectual y guapo lo abrió en la “V” y entonó –Visita: Acción de visitar. Persona que visita. Visita que hizo la Virgen María a su prima santa Isabel. –y terminado de decir esto redondeó sus ojos, una enorme gota de sudor se dibujó sobre su frente, se hizo una bola de papel y se arrojó al suelo, se persignó una cruz y me animó –¡Anda pues! ¡Anda! –y cerré la puerta de mi habitación y salí disparado de regreso con Andrés, y caminando muy recto mencioné que ya lo había dejado acostado –tiene voz ya de hombre –me comentó y yo sonreí falsamente y contesté –sí, sí, ha estado enfermo de la garganta ¿Entonces? ¿Qué quiere hacer el joven? –me animé a preguntarle, y él rió un poco y teniendo su película en mano la agitó y mordió su labio inferior a la vez que levantaba sus espesas cejas. La tomé y la coloqué en el DVD, pronto tomé también el teléfono y marqué a una pizzería para que trajera una pizza –creí que habíamos quedado en comida china –comentó por bromear Andrés señalándome y yo sonreía haciéndole la upa con el teléfono en mano ordenando la pizza.

Mientras la pizza llegaba nos descalzamos y con el televisor apagado aún platicábamos un poco sobre nosotros, y dábamos pellizcadas del pastel que había llevado. –¿Sabes qué me trauma? –preguntaba mientras me sacaba el tenedor plástico sin pastel de la boca –ojos grandes y pestañas volteadas –y a continuación guiñaba mi ojo. –¿En serio? –me preguntaba fingiendo estar sorprendido –y… ¿Qué es lo primero que le ves a un hombre? –me preguntaba con interés, y yo contestaba –uhm… pues… a decir verdad puede ser todo, ojos, labios, pompis, abdomen, cabello, rodillas incluso, a veces manos –y se las tomaba sin pedir permiso para observarlas. –Qué mentiroso –agregaba él sonriente –¿Cómo es posible que le veas cosas diferentes a todos? –me preguntó, y yo le contesté que todos tenían algo bueno, y que miraba lo bonito de la persona y no lo malo; a todo esto, mis manos aún no soltaban las manos de Andrés, entonces preguntó –¿Y ya acabó la inspección de mis manos señor? –y yo le contesté –quisiera nunca hacerlo –y sonreí y él también devolvió esa sonrisa quedándonos sujetos de las manos. ¡Hay no! ¡Mierda! Aquí venía…era una erección, ¡Por qué los hombres somos así! ¡Qué tanto nos cuesta mantenernos! Y claro, creo que sí, verlo, tocarlo, sentir que estábamos solos en mi casa, era casi inevitable. –Ehm… voy por unas chamarras ¿Te parece? –le pregunté y él asintió, me levanté rapidísimo y fui a traer unas a la habitación de mi hermana, arreglé un poco al pequeño travieso que parecía estar emocionado por Andrés, y luego regresé –volví –comenté con una gran sonrisa, había frio ésa noche, me enchamarré y lo dejé fuera de las chamarras a él, él por supuesto me alegó, pero todo era parte del juego. Entonces él también vino dentro de la chamarra a cubrirse –empecemos la película –comentó, pese a que no había pizza aún, y yo sin dudarlo tomé el control y encendí el televisor y el DVD, pronto estuvimos sujetos de los brazos y muy juntos, él recostó su cabeza sobre mi hombro y yo mi cabeza sobre la de él, era increíble, es decir, esas cosas seguramente no las podemos hacer en público, y tener la oportunidad de hacerlo estuvo lindo. Luego olfateé su cabeza y comenté –¡Guau! Qué rico olor, se nota que hoy sí se bañó el joven. –y él solo rió, y yo nuevamente acerqué mi nariz para olerle el cabello y ni lento ni perezoso dejé uno de mis besos en su cabeza.
El me vio fijo y sonrió, a continuación pusimos la película y comenzó aquella escena en una mansión tenebrosa en la que un grupo de jóvenes estaban encerrados, intentaban huir, y de los siete jóvenes que eran una de las jóvenes fue asesinada brutalmente en el baño, ensangrentado se mostraba el rostro de la joven que salía de una escena a otra y nos daba un buen susto. Entonces para ese entonces Andrés me abrazaba más fuerte y con buen pretexto. Los minutos de la cinta corrían y con él también el tiempo de la pizza. –¿Te quieres recostar? –le pregunté y él asintió, y al acceder a esto recostó su cabeza en mis piernas y yo aproveché a sobar sus brazos, su hombro y cabeza. El timbre sonó al poco tiempo de esto, y fui a abrir la puerta, era la pizza, pagué y luego entré la caja de pizza a la sala; la puse sobre la mesa del centro y abrí la pizza. Todo iba de maravilla, comimos, bebimos, disfrutamos la mitad de la película y justo llegando casi a la hora y cuarto quizás sucedió aquello que había querido que sucediera desde hace mucho, aquel chico de tez morena clara y enormes ojos me vio fijo y sonrió levemente y poco a poco nuestros rostros se fueron acercando, hasta topar nuestros labios. Fue un beso tierno, su labio inferior era delicioso, con el pasar de los segundos poco a poco saboreamos nuestras lenguas, nos recostamos sobre el sofá y teniendo el control del televisor a la mano, apagué la televisión y definitivamente preferimos quedarnos acostados sobre el sofá besándonos. Mi cuerpo se posaba sobre el de él, y él tocaba suavemente mi espalda, nuestras erecciones se topaban una con la otra, y con el pasar del tiempo, ya no solo besé sus labios sino que me fui hacia sus mejillas, bajé a su cuello, luego al hombro, y con sutileza trataba de desabotonar su camisa para besar su pecho –cuánta –me besaba –pasión –y me seguía besando –retenida –y sus besos crecían y yo a esto contestaba –creo –y lo besaba –que… -y mordía sus labios –demasiada –terminaba de decir y mientras me intentaba sentar lo levantaba con mis brazos, me arrodillé en el sofá dándole la espalda al televisor y él se sentó sobre mí, una que otra vez abría mis ojos para ver si todo estaba en orden, y sí, exactamente como todo debía estar, las escaleras se mostraban calmadas, el pasillo antes de las escaleras, ese que tenía una mesilla con el arreglo floral y un espejo redondo se mostraba tranquilo también, cerraba mis ojos y seguía disfrutando del cuerpo de Andrés sobre mí. Luego se detuvo y me preguntó –así que… ¿Activo? –refiriéndose a un área específica de mi orientación sexual y yo sonriente afirmaba y seguía besando su cuello –hacía tanto que quería hacer esto contigo –le mencionaba mostrándome sonriente e ilusionado. Entonces él repitió que también estaba entusiasmado por lo ocurrido y se tiró a abrazarme y yo también lo abracé fuerte, después de todo, hacía tiempo que quería estar con él y no tenía oportunidad más que coquetearle en la juguetería del segundo nivel o haciendo mandados, a la hora de almuerzo, etc. Estaba realmente feliz ¿Sería esta la verdadera ocasión en la que encontraría el amor? Mientras lo abrazaba pensaba con mis ojos cerrados… [por fin, por fin, ¡Por fin!] y cuando los abrí fue cuando un escalofrío se dejó deslizar por mi cuerpo al ver a Dave del tamaño de una regla de 30 centímetros deslizándose sobre la baranda de las gradas y al verme su rostro se tornaba redondo, cachetón y su frente se ponía colorada como un tomate. Saltó de la baranda y mientras saltaba se transformaba a un muñeco de papel de una muy buena estatura, se dirigió hacia el corredor con la mesilla con el florero se sentó sobre ella y redujo su tamaño y tomando una de las flores del florero me la aventó a la cara y yo la sacudí con mi mano derecha; luego tomó otra y la aventó y nuevamente logre quitarla del camino para que no golpeara a Andrés o a mí. –¿Todo bien? –me preguntó Andrés extrañado de mis movimientos al intentar esquivar las flores artificiales que Dave nos lanzaba. –Sí, sí, todo bien. –contestaba un poco nervioso pero mientras esto sucedía Dave logró aventar una a la cabeza de Andrés y él lo notó y frotando su cabello preguntó qué había sido tal cosa. Volteó su mirada para ver quién había arrojado algo, pero no vio nada, y claro, qué iba a ver si Dave era del tamaño de un muñeco de árbol de navidad. –¿Me permites un segundo? –le pregunté a Andrés con un tanto de respeto y me levanté del sofá, me dirigí hacia el patio trasero y le abrí la puerta a Max, que se encontraba un tanto agotado –ven Max –ordené al chihuahua y él levantando su rostro hacia mí, me veía con aquellos ojos de sueño como diciendo “qué pereza, ven tú si quieres” y yo con ímpetu seguía ordenando –¡Ven! –pero el diminuto perro no me hacía caso, el tiempo se agotaba y si tardaba más de la cuenta Dave sería capaz de revelarse ante Andrés –¡Que vengas digo! –y el perro me miraba con sus redondos ojos y su volteada cara, fui al refrigerador silenciosamente y tomé unos cuantos jamones y dirigí al chihuahua a la sala para que se los comiera ahí.

-¡Un chihuahua! –exclamó Andrés al ver a Max –¿Para qué lo traes? –y yo con una gran pena sonreí y contesté que no tenía concentrado y que me quería asegurar que se alimentara –¿Y en la sala? –preguntó un poco sorprendido y yo asentí. Luego revisé a mi alrededor para ver si Dave estaba por ahí, pero de tal animé no habían ni siquiera rastros. –y… ¿En qué íbamos? –pregunté tentando a Andrés, y él me miró coquetamente y se recostó en el sofá, yo me le dejé ir y me recosté sobre él y lo besaba mientras tanto, no pasó más de un minuto de besos cuando Andrés me besaba el cuello y yo estiraba mi cabeza y veía la mesita que estaba a la par del sofá cuando noté una silueta esbelta paseándose hacia el comedor entonces escuché como se quebraba una a una las copas de mamá y los dos asustados por el escándalo de cristales quebrándose dejamos de besarnos y nos levantamos, Andrés quiso ir a ver conmigo qué sucedía pero le dije que estaba bien, que iría yo solo. Entonces al entrar al comedor observé al dibujo con unas de las copas en la mano y la soltaba, se quebraba y luego poniendo su mano sobre su boca afeminadamente se le salía un: “¡ups!” y me sonreía sínicamente. –¡Dave! ¡Qué haces! –susurré con enojo al muñeco y él contestaba susurrado –¡Qué Virgen María ni qué visita a Santa Isabel! ¡Si quieres coger solo dime!
-¿¡Coger!? ¡Por favor! ¡Solo nos besábamos!
-¿¡Besarse!? ¡Esa perra se sentó en tus piernas!
-¡Dave! ¡Ve a joder a otro lado! –y el muñeco con su seño fruncido me sacó el dedo de en medio y sus cejas se unieron hasta ser una sola. –claro, no sabes qué es una visita pero sí sacar el dedo ¿no? –y él achinando sus ojos no contestó a eso y me ignoró, al ver tal actitud me retiré y volví a la sala con Andrés. Andrés se mostraba un poco temeroso, es decir, que las copas se empiecen a quebrar de la nada no es algo que suceda en todas las casas y yo con el pretexto que quizás fue el viento o simplemente estallaron sonreí y agregué que limpiaría yo solo luego. El sentado en el sofá sonrió levemente y se ofreció para ayudarme a limpiar pero yo fui más necio que él. Sobé la mejilla de Andrés con mis dedos y mencioné que era agradable estar con él y de pronto en la mesita que estaba junto al sofá, a las espaldas de Andrés observé a aquel dibujo animado que con gran esfuerzo cargaba un tenedor y se preparaba para tirárselo a aquel chico de gigantescos ojos y pestañas volteadas, yo en mi mente mientras sonreía apenadamente a Andrés veía de vez en cuando a Max comiendo el jamón sobre la alfombra de la sala y pensaba [¡Vamos Max! ¡Por favor! ¡Se buen perro y deshazte de la caricatura antes que lo arruine todo!] Pero el maldito chihuahua parecía no tener esa conexión telepática conmigo. –¡MAX! –grité para llamarlo, y de esa manera asustar a Dave, pero el chihuahua estaba más entretenido en su jamón que en mi. Dave se asustó desde luego, pero al notar que Max estaba muy entretenido con su jamón dejó a un lado su miedo y tomó el tenedor y con todas sus fuerzas lo aventó a Andrés –¡AUCH! –gritó el joven con su espalda adolorida por el tenedor y volteó la mirada y tomó el tenedor y quebrando sus cejas preguntó –¿Quién hizo eso? –y yo un poco asustado en mi interior fingí no saber nada, y hacerme el loco de la situación y aunque Andrés me decía y repetía una y otra vez el asunto del tenedor yo negaba tal situación. Intenté seguir conversación con Andrés pero me fue imposible por la necedad de Dave, y es que estaba demasiado celoso y ya había hecho quebrazones en el comedor, lanzado unos cuantos tenedores a Andrés y quebrado algunos objetos también en la sala. Andrés comenzó a sentirse incómodo y el miedo lo empezó a invadir, mencionaba que no era normal que las cosas en la casa se estuviesen quebrando como si alguien las arrojara con querer –¿Será que está temblando? –mencioné más de una vez, pero no funcionaba. Tomé una decisión, me levanté diciendo que quería ir al baño y en seguida tomé a Dave por la cintura y lo encerré en una azucarera del comedor –¡Dave! ¡Ya basta! Estas asustando a Andrés –regañé y él de brazos cruzados refunfuñaba –¡ah! ¡ah! ¡Con que Andrés se llama la bestia esa! –y yo con mis ojos muy abiertos y enojados –¡Más respeto Dave! –mencionaba al muñeco encarcelado en la azucarera. –¿Y ya la vacunaste? Mira que esas bestias un día están de buenas pero dicen que te desconocen y quién sabe y te puede pegar la rabia –me decía el muñeco casi convirtiéndose en una vieja de esas que comentan sobre los perros pastor alemán. –Basta ya Dave, no voy a permitir que trates a Andrés así, te quedas ahí y no te mueves si no quieres que te elimine con un borrador. Andrés es un amigo muy especial, y no voy a dejar que te metas con él. –y poco a poco me retiré en silencio y pude observar cómo aquel animé miniatura se arrodillaba en la poca azúcar que quedaba y ponía su manita sobre el cristal como si fuese una ventana y me mencionaba –Diego… ¡Yo te quiero! –y cada vez yo me alejaba más. Mientras más me alejaba del comedor más podía observar sus ojitos llenándose de lágrimas –yo te quiero –seguía diciendo –yo te quiero, no me hagas esto –y su vocecilla se quebraba –yo…te…quiero. –y por un momento casi pienso que soy una mala persona pero por fin me retiré del comedor y volví a la sala.

-¿Todo bien? –preguntó Andrés. –Sí, sí. –dije casi sin podérmelo creer.
Mientras me sentaba en el sofá Andrés me mencionaba que la noche había estado muy linda, pero que realmente estaba con cierto pánico, que los objetos quebrándose y arrojándose por sí mismos no era normal, que lamentablemente él sí creía en un mundo espiritual, y que no le gustaría estar en un lugar donde las cosas no estén en orden hablando en ese ámbito. Luego tomó mis manos y me dio un beso en la boca –debo irme –agregó y dio una sonrisa algo temerosa y casi salía huyendo de mi casa. Fuimos a la puerta de entrada de mi casa y él me abrazó enrollando sus brazos sobre mi cuello, me besó la mejilla y pronto se escuchó otro cristal quebrándose dentro de la casa, entonces muy asustado me dio el último topón de labios y se marchó. Cerré la puerta y me recosté sobre ella y a continuación vi un dibujo de papel miniatura que había logrado liberarse de la azucarera de cristal, venía sacudiéndose el azúcar de los pantalones y mientras caminaba se hacía a una estatura real. Sus ojos venían vidriosos y me miró fijo. Yo lo vi algo decepcionado –…Dave… -pero antes que terminara la frase él viéndome fijo dijo con ímpetu –Diego, ¡eres una mierda! –y salió de mi casa somatando la puerta y yo daba un tremendo trago de saliva deseando que todo esto no fuera realidad. Me largué a mi habitación, me desnudé y me acosté, pensaba en todo lo que había sucedido y pronto poco a poco mis ojos se fueron cerrando. Realmente no recuerdo bien lo que sucedió al estar acostado, porque el sueño que tenía era bastante pero si mal no recuerdo, logré sentir unos labios sobre mi frente y alguien acariciando mi cabello “yo te quiero” con una voz quebrada, quizás fueron las últimas palabras que escuché esa madrugada.


Había amanecido y esa mañana realmente no sabía si tendría o no tendría cara para ver a Andrés, lo veía entre los pasillos de la juguetería y no me animaba a ir con él, entonces cuando estuve mucho tiempo parado ahí, por atrás escuché la voz de Alicia que me preguntaba –Diego… ¿Usted es gay? –y me paralicé por completo, pues nadie sabía hasta ahora que yo era un homosexual.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Awww!!! Diego que haras ahoraaa? Dave cuando seras real y ocuparas el lugar de Andrés? Hahaha ;) Luv u mi Arturito, i like it a lot!
<< Keila >>

Joel M. dijo...

Ahh ya decía yo que algo raro había en esta... es que no tiene imagenes!! jaja pero sí estuvo entretenida, a pesar de no tener gráficas le doy un 8.

Anónimo dijo...

Hay!!! Esta si te pasaste de un 10 me encanto sobre todo la parte en dave le empezo a tirar los tenedores jajaja... me encanto esta historia sigue asi arturix y te vas a ganar un novel de literatura jiji.. bueno ps estoy ancioso por saber lo que pasa despues de la pregunta que le hizo la encargada a diego... Bye CMC Att: Ari-Ben

Joel M. dijo...

Solo tengo algo que decir: "Llamaradas" jajajaja fijoooooo, por que siempre tengo la razón? jajaja pajas, pero que rápido cancelaron tu historia, tan bajo rating tuvo? jajaja

arturo monzon dijo...

jajajaja sho estupido! Nada ke ver! Se cancelo x causas agenas a los lectores, y personales para el escritor. Es todo. hahaha mula.

arturo monzon dijo...

hahaha no no no perdón, es más... no se cancelo, nada que ver sino que simplemente tuvo un Breakefast Lunch xD jajajaja va igual amo a mis lectores, sigan siendo mis fans neeeh hahaha pjs! Pero ud de plano que sí le afectó porque es mi seguidor vdda? Asi como ke todo disipulo hahaha ulu grunch! xD O_o va... bsos. Orle!

Anónimo dijo...

Me guzta!

Zaluoz!!!

^^

Anónimo dijo...

jajaja, no he terminado de leerlo todo pero es bien original, a ver cuando lo sigues ;3

mira, premie tu blog:

http://shinkurama.blogspot.com/2009/04/premian-otaku-paparazzi.html#comments

Nos seguimos leyendo!

Loky dijo...

Hola considero tu blog muy bueno asi que me tome la molestia de otorgarle un pequeño premio espero te guste saludos y cuidate


http://arte-poesia-en-movimiento.blogspot.com/2009/04/premios-que-me-dieron-y-dare.htmlinu

Anónimo dijo...

honestamente me tarde tiempo en decidir leerla,supe de ella desde el inicio, nose realmente las sircunstancias del porque de no haber leido la novela, pero quedo asombrado completamente del talento de mi amigo; me llama mucho la atencion como logra captar mi atencion. Es mas encontre la convinacion perfecta entre temas musicales i la historia.
Repito que me gusta mucho i estoy muy ancioso por saber aun mas de la historia (: .

con aprecio
un ser idealista.